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12 nov 2010

Memorias de un Bicentenario.

“Pueblo que olvida su historia esta condenado a repetirla” ó al menos eso eh escuchado, y aunque es cierto que nosotros no hemos olvidado, si no por el contrario, tenemos latente y año tras año solemos festejar fechas que han marcado de manera significativa la historia del país, la verdad es que vivimos sin conciencia plena de lo que esto a significado y la forma en que se refleja en nuestra vida diaria.

Todos sabemos que a más de 200 años ocurrió la independencia de México, y hace poco menos de 100 un evento que decidieron llamar Revolución. Aunque pocos sabemos las causas reales de estos acontecimientos, y si fue -hasta hoy fecha- logrado realmente el cometido de estas.

Si recuerdan en La Nueva España había cuatro grandes maneras de clasificar a los habitantes; españoles, mestizos, criollos e indígenas-esto sin considerar a los esclavos mulatos o asiaticos-. Los españoles ocupaban la parte más alta del rating social, económico, político, etc... Mientras los mestizos e indígenas eran sometidos a placer por los mismos españoles siendo tratados como esclavos, seres vendibles, comprables, en otras palabras objetos. ¿Pero que pasaba con los criollos? Aunque no eran tratados de la misma manera que mestizos e indígenas, también es cierto que se les imposibilitaba ascender en la pirámide social, económica ó política simplemente por no ser considerados Españoles, lo que empezó a causar disgusto entre Criollos que contaban con estudios y la capacidad de administrar, (así pensaban ellos) también en la Nueva España con el mismo derecho que los españoles mismos.

De esta manera es que los Criollos poco a poco fueron organizándose y poniendo de acuerdo para dar un golpe de estado y de esa manera tomar las riendas del país, sin embargo estaban concientes de que el numero de criollos no era proporcional al de españoles ni contaban con algún ejercito armado, (cosa que la Nueva España, sí)  por lo que consideraron era propio para esta actividad contar con el apoyo de indígenas y mestizos, con el propósito de dar a ellos “libertad”.

Sin embargo, su tesis no era suficiente y el control que los españoles habían adquirido era digno de admirar, los criollos decidieron tomar entonces no como estandarte las banderas de la libertad, ni el ilustramiento, ni siquiera ideas revolucionarias, si no un estandarte religioso, “la virgen de Guadalupe” misma forma que los españoles habían usado para el dominio del pueblo.

Para 1910 las cosas no debieron ser muy distintas, el país se hallaba enrolado en una época de gran avance económico e industrial la cual era precedida por el General Porfirio Díaz, mejor conocida como el “Porfiriato”.

Para ese entonces las cosas no iban tan mal en el país (ya llamado México y no la originalidad de La Nueva España) pero un grupo de idealistas, inspirados por los acontecimientos que sacudían Europa (y al mundo entero) por el fin de siglo XIX –podría decirse con cierta alma romántica, pero con espíritu modernista- prometían a  cambio de obtener el poder, la abolición de la esclavitud, la tierra al que la trabaja y que el poder fuera del pueblo para el pueblo (premisas de la democracia) provocando esto nuevos cambios sustanciales al país.

Y aunque esto sea solo un somero y poco profundo análisis, del como se dieron (muy probablemente) las cosas en la Independencia y posteriormente la Revolución, creo que viene bien por estas fechas intentar comprender mas el todo de las cosas.
A 100 y 200 años respectivamente de la independencia y la revolución, aún hay cosas que alcanzar y promesas por cerrar, asperezas por limar y desigualdades que habrían de someterse a un riguroso juicio para darnos cuenta si en esta tierra todos son tratados con equidad.

No es con afán de quitarles el calor que les entra en el pecho y que hace que se les infle de “patriotismo” cada vez que se reúnen el 16 de septiembre sintiéndose muy mexicanos, no, ni tampoco con el 20 de noviembre, si bien es cierto que a mi todos esos festejos me caen “bien mal” y no me interesan, tampoco tengo por que “aguarle” la fiesta a nadie, sin embargo, si a alguien se le ocurre la osadía de realizar un levantamiento, una revolución o como le quiera llamar (que por tres motivos no se llevaría a cabo; 1.-Nadie lo haría. 2.- Quien lo hiciera no tendría los medios-si realmente se defendiese una buena causa nacional- y 3.- no es la manera de hacer las cosas), debería tomar en cuenta las circunstancias y del mismo modo que se creen capaces de liberar (de no se que) al país, deberían creerse la posibilidad de “ahora si” hacer las cosas de manera digna y favorable a todos, y no solo a quien termina sentándose en la silla presidencial y todos sus amigos.

Es cierto que hacen falta cosas en México, y que no es el país perfecto ni mucho menos, pero antes que nada habría que idear y pensar sobre todas las cosas, empezar con una introspección propia, para ver lo que esta bien, lo que esta mal y lo que se puede cambiar. Seria bueno como lección del día al menos decirles; Revolución significa volver a evolucionar y no precisamente levantarse en un movimiento armado.